lunes, 8 de agosto de 2011

Transfiguraremos nuestro rostro con la charla divina.

Evangelio del 06.08.11:

Evangelio según San Mateo 17,1-9.
“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. De pronto se les aparecieron Moisés y Elías, hablando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: "Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres, levantaré aquí mismo tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía desde la nube: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta mi predilección: escúchenlo".Al oír esto, los discípulos cayeron con el rostro en tierra, llenos de temor. Jesús se acercó a ellos y, tocándolos, les dijo: "Levántense, no tengan miedo".Cuando alzaron los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No hablen a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos".

Nicolás Neville de Anquin En una parte Jesús les dice, como en tantas veces en el evangelio:"No tengan miedo". Y parece ser que El Ser más bueno del Universo que es Dios es el mas temido por el Hombre, que la cosa mas hermosa de todas que es ser buenos cristianos, es la mas rechazada y temida por el hombre, que los años mas maravillosos, experimentados y maduros del hombre adulto son los mas rechazados y temidos por él mismo hombre que antes decía que quería vivir muchos años, en fin El hombre debe darse cuenta que como Jesús se transformó o transfiguró en el monte tabor en un ser luminoso, espiritual y fantástico, así también debemos transfigurarnos en otra creación con solo invocar a Dios, conversar con Él, hacernos amigos y no enemigos o amigos "a medias", hagamos la prueba, y después de leer estas lineas, haga silencio, métase en un cuarto o cabina telefónica, abra los brazos, disponga su corazón como cuando uno está entrando a una fiesta de amigos, y hable con Dios, mire para arriba, y cuéntele todo lo que le diría a su mas intimo amigo, y luego de una pequeña y confortable charla, mírese al espejo y verá que su rostro está transfigurado y luminoso como hace 2011 años Pedro, Santiago y Juan vieron como lo estaba el de Jesús.

De Nicolás José Neville. 7/8/2011.

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